¿Qué es una casa? ¿La casa es la soledad, la infancia, la comida? ¿Qué es tener una casa? ¿Es resignificar el lugar donde existe la posibilidad? ¿Es la casa un vector hacia fuera o hacia dentro? ¿Lo rutinario hace una casa? ¿La soledad es lo contrario a la noción de casa? ¿Podemos vivir sin una casa pero no sin un sentido de ella? ¿Nuestra memoria solo está habitada de aquello que queremos que nos acompañe en nuestra casa? ¿El dolor, el miedo, la muerte o el desamor se cuelan dentro del doble cerrojo? ¿Queremos que entren esos huéspedes a nuestra casa?

Hoy leí en el periódico que han encontrado después de quince años a una anciana muerta en su casa sin que nadie la echara en falta. ¿Eso acaso nos importa? «No importa». Hoy he abierto este libro de Agota Kristof y he ido a ese relato titulado «Mi casa». Luego he ido a «El ladrón». Y he subrayado con lápiz. Y he subrayado con aguja e hilo donde aparece la palabra casa.

«¿Será en esta vida o en otra? Volveré a casa». «Volveré a mi casa. Pero al llegar a casa estaré cansada, me acostaré en la cama, en cualquier cama, y las cortinas flotarán como flotan las nubes. Así pasará el tiempo.
Pero ya no me harán daño.
Estaré en casa, sola, vieja y feliz».

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Tensar el texto: bordado casa

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